Los
ciclones son uno de los equipos más empleados dentro de las operaciones
de separación de partículas sólidas de una corriente
gaseosa, además de poder emplearse para separar sólidos de
líquidos. Su éxito se debe en parte a que son equipos de una
gran sencillez estructural debido a que no poseen partes móviles
y a que apenas exigen mantenimiento. |
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Además
destaca el hecho de que, al hacer uso de fuerzas centrífugas en vez
de gravitatorias, la velocidad de sedimentación de las partículas
se incrementa en gran medida haciéndose más efectiva la separación. |
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Un
separador ciclónico está compuesto básicamente
por un cilindro vertical con fondo cónico, dotado de una entrada
tangencial normalmente rectangular. |
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La
corriente gaseosa cargada con las partículas sólidas
se introduce tangecialmente en el recipiente cilíndrico a velocidades
de aproximadamente 30m/s, saliendo el gas limpio a través de
una abertura central situada en la parte superior. |
Por
tanto, se observa que el modelo de flujo seguido por el gas dentro
de los ciclones es el de un doble vórtice.
Primero el gas realiza una espiral hacia abajo y por la zona exterior,
para después ascender por la zona interior describiendo igualmente
una hélice. |
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Las
partículas de polvo, debido a su inercia, tienden a moverse hacia
la periferia del equipo alejándose de la entrada del gas y recogiéndose
en un colector situado en la base cónica. |
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Se
trata de un equipo muy eficaz a menos que la corriente gaseosa
contenga una gran proporción de partículas de
diámetro inferior a unos 10 µm. Aunque se puedan
emplear ciclones para separar partículas con diámetros
mayores de 200 µm, esto no suele ser muy frecuente ya
que los sedimentadores por gravedad
o los separadores por inercia resultan
normalmente más efectivos y menos sujetos a abrasión. |
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Se
puede emplear tanto para gases cargados de polvo como de niebla,
es decir, para pequeñas partículas líquidas.
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